Todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera.

domingo, 12 de junio de 2016


Imagina que estás muy lejos de donde te encuentras ahora mismo. Mucho más lejos de lo que te hayas sentido jamás. Tan lejos que a penas se ve nada... no hay luz, ni sonido... realmente no hay nada. Estás tan lejos, tan tan lejos que solo estás tú. Estás dentro de ti mismo, en ese rincón donde no hay nada, solamente tranquilidad... oscuridad... silencio... el lugar donde nos refugiamos antes de soñar...

En medio de esa inconmensurable oscuridad, de repente aparece una pequeña luz... una luminiscencia tintineante, una pequeña luciérnaga que perdida en un mar de profunda oscuridad, ha decidido visitarte a ti... hasta que sin previo aviso, además de regalar luz, comienza a emanar calidez... una calidez que te atraviesa el pecho y te abraza el alma... duerme en tu corazón, en silencio, con cariño... en un corazón destrozado, que aunque le gustaría ser impermeable, tiene tantas grietas que le resulta imposible pretender siquiera serlo.

Simplemente es una luciérnaga, simplemente un destello, quizás desaparezca, quizás se quede... la lucecita te ilumina, aunque solo sea una estrella fugaz... aunque sepas que volverá la oscuridad después de pedir el deseo...




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