Cuenta la leyenda que paseaba un Caballero de la mesa
Garrapatea, por los páramos helados de Orgonza. No un caballero cualquiera…no…
alzábase con vigor, y bailaban sus cabellos al viento, mientras montaba su fiel
montura, un caballero de honor y palabra. Más que eso, cuentan las ancianas del
reino que procedía de una estirpe serena y sabia la cual con su mera palabra,
no facía de menester dibujar firma alguna en ningún tipo de empresa.
Dícese
que mientras cabalgaba en pos de nobles aventuras cuando se postró con una
doncella perdida en el camino, vestida con harapos color salmón y enaguas
ajustadas.
El
caballero, talentoso, masculino y viril, era célebre en su renio, además de sus
épicas y heroicas aventuras, por ser el conocedor de dos recetas con
fantásticos atributos. Una pizza encantada, la cual aprendió de un viejo y
poderoso mago de los lares de Camelot-Gójar, con el poder de facer portador de
una infinita felicidad a quien probara mero bocado, y un pastel arcaico
heredado de sus ancestros por generaciones y generaciones, el cual desquitaba
de los pesares de la vida y malestares más profundos, otorgando un gran poder y
energías que dícesen, no desaparecían en varios meses.
Cual
fue la alegría de la señorita al ver aparecer ante sí al famoso caballero,
cuando, con la mejor de sus voces, cantó al ilustre personaje con voz
melodiosa:
- Oh mi apuesto caballero, que vinieres de
lejanos lugares en pos de encontrar reconocimiento en vuestras portentosas
hazañas. Apiádese vos, de esta, vuestra humilde servidora y acontézcame un
conciso favor. Dícese en tierras lejanas que preparáis una pizza con mágicos
atributos, capaz de hacer cantar dulces melodías al más oscuro cuervo y hasta
al más viejo sapo. Oh mi caballero, cuan dichosa me hallara si me deleitaseis
con una mínima porción, de esa vuestra pizza mágica.
El
caballero, postrado ante tan impávida belleza de la que era tenedora, apiádose
de la doncella, y contestó con una firme voz que hizo retumbar los cimientos
del mundo:
- Doncella de estos congelados lares, presto
deciros que no solo de un trozo os hare gozosa en vuestro deleite. Hállese en
vuestra morada, mi más deliciosa pizza, completa para vos, en pos de vuestra
petición. Más sin embargo, presto postularos dos favores a cambio.
A lo que la doncella aconteció:
- ¿Cuales favores estima, mi oh más que viril
caballero?
Expuso el caballero:
- Concédame a cambio de estos bienes que vos me
pedís, vuestro más sincero amor, y vuestra mejor receta a modo de compensación
si viereis pertinente dicho este nuestro contrato. Arto entendido tengo que por
estos lares hallanse en buena estima los Brownies, hechos con el mismísimo
chocolate confeccionado por las hadas de los bosques encantados del Sur de Organdor-Peligros.
Tras
la exposición de las condiciones del trato, la doncella alegó repleta de júbilo
y exaltación:
- Oh mi
apuesto caballero, tengáis puesta su seguridad en que satisfaré con mi parte en
pos de degustar su deliciosa pizza mágica.
Más
tarde unas semanas de haberse apalabrado tan humilde empresa, el caballero,
honorable y sincero, cumplió su parte del trato, haciendo el deleite de la
doncella con una enorme pizza mágica. No contento con la conformidad de la
doncella, hízole también el arcaico pastel. Sin embargo, una pena oscureció su
honorable alma. La doncella, a pesar de entregarle su amor, nunca cumplió con
la parte que le correspondía. Más que todo eso, Dios no encuentre con la
presente, andábase estafando a las pobres personas que la admiraban con
brownies que existían, cuanto menos, en su imaginación.
El
entristecido caballero, al verse traicionado, alzó su encantada espada al
cielo, y mirando a su doncella dictaminó con la potencia del trueno:
- ¡Oh mi doncella! Voto a brios, y pongo al firmamento
por testigo, que no probarás un bocado de nada que haya cocinado o preparado yo
hasta que halláis cumplido en pos de vuestra promesa .