Todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera, todo se acelera.

lunes, 24 de enero de 2011

Amor

     Según Sigmund Freud, cuando le preguntaron cómo es una persona realmente sana contestó, “Cualquier persona capaz de amar y trabajar”, y es que si los grandes pensadores del mundo le dan tal prioridad al amor, cuando el río suena, agua lleva.
     
     Miremos un poco atrás en el tiempo. El amor ha demostrado ser de gran relevancia y ha hecho del ser humano, puede que un esclavo, o quizás, le haya dado la auténtica libertad. Por amor ardió Troya, el amor fue lo que definitivamente impulsó a William Wallace a luchar hasta la muerte por la libertad de Escocia, el amor inspiró a los mejores músicos de la historia a componer las más perfectas obras jamás creadas, el amor inspiró a grandes poetas, escritores de todos los géneros, épocas y culturas, cineastas… Dicen que el amor es capaz de mover montañas, y es cierto que muchas veces esto no es así, pero por otra parte, están presentes en nuestra historia numerosos casos de que esto sí que ocurre, y por lo tanto, la teoría se cumple.
     
     A pesar de todo esto, ¿qué es el amor? Esta pregunta ha dado muchos quebraderos de cabeza durante generaciones ya que dependiendo del ámbito en el que nos encontremos, las respuestas rozan incluso el antagonismo. Bajo mi propio sentido crítico, el hecho de amar, es el de encontrar en otra persona tu propia felicidad, ya sea un amor tanto romántico, como fraternal, filial o amistoso. Sin embargo, al movernos por los diferentes ámbitos, el amor es mera atracción sexual, puramente religioso y espiritual o una expresión artística. Dentro de lo que cabe, se aprecia un cierto sinonismo entre sus definiciones, hasta que nos topamos con el gigante de la ciencia.
     
     La ciencia, tan positivista como suele ser, afirma que el supuesto amor es un medio para la supervivencia de los individuos y de la especie. Si la supervivencia es el fin biológico más importante, es lógico que la especie humana le confiera al amor un sentido muy elevado y transcendente (lo cual contribuye a la supervivencia). Por lo tanto, nuestra mente nuevamente nos engaña, para salvarse de sí misma.
     
     Lo que pone de manifiesto la ciencia es una cuestión que derribaría todos los conceptos que tenemos del amor hasta ahora y es que ¿crees que el amor realmente existe, o solamente es una sopa química en el cerebro que se desgasta con el tiempo? Científicos y biólogos expertos en el tema como Donatella Marazziti o Hellen Fisher, afirman haber encontrado físicamente el amor, en forma de hormonas, que son las causantes de hacernos sentir apego, atracción o deseo sexual hacia alguien. Sin embargo, somos inteligentes, y debido a eso deberíamos ser, no independientes a nuestra propia naturaleza, pero si pertenecer a un plano abstracto, personal, exterior y a la vez paralelo a ella, que nos haga ir un poco más allá de las cadenas de lo estrictamente biológico, y es ahí desde donde pienso, que el amor, realmente existe. Es un regalo que nos da nuestra propia condición humana y nuestra inteligencia, siendo esa parte positivista, el vehículo de su existencia.
     
     Es ese amor, en su estado más puro, y en definitiva, más humano, el realmente valioso, y el que sentimos. Es cierto que estas hormonas existen, pero las sensaciones que sentimos, no pueden ser solamente eso, son algo demasiado profundo y abstracto, y es ahí donde entra en contacto con las ramas más humanas y abstractas de nuestra especie, ya que el amor si está ligado con algo, es con el arte, y del mismo modo, el arte está íntimamente ligado con el amor.
     
     Si hablamos de música podemos comprobar como una canción es capaz de levantar sentimientos, por el mero hecho de escucharla atentamente, o encajarla en un contexto personal. Un ejemplo de esto es las canciones de pareja. Una canción de apenas unos minutos, es capaz de hacerte recordar desde el primer día el amor que sientes hacia otra persona y te levanta el vello de los brazos. Pero aún podemos profundizar un poco más. Hay un momento en el cual el amor y la música se fusionan casi por completo, y es en el momento en que compones una canción precisamente para expresar lo que sientes. Frank Liszt, tras componer su “Liebestraüme Nº2 (Sueño de amor)” dijo que le daba vergüenza interpretarla en público, ya que al hacerlo, sentía que se le desnudaba el alma, y que el público podría ver su parte más íntima, mucho más que si se mostrase desnudo.
     
     A la hora de expresar tus sentimientos hacia otra persona, piensas en hacerlo de la mejor manera posible. Muchísima gente suele optar por escribir cartas de amor, o de forma mucho más presente, e-mails o a través de programas como “Messenger”. La palabra escrita es una de los recursos artísticos más utilizados para exteriorizar el amor. Llevada a su máxima perfección es cuando podemos encontrar poemas como “Nada” de Juan Ramón, y cientos y cientos de novelas que como protagonista tienen este sentimiento. 
     
     Más de lo mismo ocurre en el mundo del cine, de la pintura y de la escultura porque en definitiva, esto lo podemos extrapolar a todas y cada una de las ramas del arte ya que a fin de cuentas, es la forma más humana de expresar los sentimientos.
     
      Personalmente, el amor ha hecho salir las mejores cosas que hay en mí, ha impulsado mis motivaciones, y le da un sentido a mi vida del que antes carecía. Visto desde un punto de vista realista, no sé si el amor es real o no, pero desde un punto de vista muy subjetivo, sea o no real, es de las cosas más importantes en mi vida y creo en la de mucha gente, y sea lo que sea, seguirá siéndolo, ya que como dijo Sir Rabindranath Tagore, “El Amor es el significado ultimado de todo lo que nos rodea. No es un simple sentimiento, es la verdad, es la alegría que está en el origen de toda creación.”

1 comentario:

  1. Jo tío, qué ejemplo más bueno de entrada bien hecha.

    Voy a recomendarla y todo. Chapó

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